martes, 10 de febrero de 2015

LA MASIA DE CAN BUSQUETS



Una Masía abandonada, a no menos de un kilómetro y medio del pueblo más cercano, protegida por arboles y plantas de un bosque que conserva un sencillo camino hasta ella. Si se quiere llegar, habrás de saber el camino correcto pues las bifurcaciones que se presentan, podrían llevarte a lugares aún más perdidos que la ansiada “Masía Can Busquets”.




Frente a la masía, un oportuno y majestuoso árbol preside la entrada a la capilla, la primera de las estancias que los cuatro compañeros nos encontramos al adentrarnos. Derruido. Ni siquiera una vieja puerta nos protege del intenso frío que reina por toda la estancia. No hay ventanas, ni puertas. Hay pintadas, grafitis, alguna lata vacía, restos de una hoguera, un viejo colchón, escombros, y el techo amenaza con caer de un momento a otro si algún temporal se lo propone.



A la izquierda dos pequeñas ubicaciones que intuimos son dos confesionarios, y a la derecha lo que en su día fueron unas pequeñas escaleras que suben al altar que una vez presidió celebraciones religiosas. Ya en ese momento la sensación no es de que estamos cuatro personas solas, hay alguna presencia más dándonos, ¿una bienvenida?. 




Nos adentramos por la derecha del altar no sin dificultad para caminar entre escombros por un pasillo que nos lleva a la que parecía la entrada principal de la masía. Vigilando siempre el techo con alguna que otra viga prácticamente colgando sobre nosotros, advertimos que directamente no hay techo en aquel recibidor. Las hojas de los arboles que rodean el lugar caen sobre el suelo cubierto de vegetación que alfombra la estancia. En sus momentos habitables, frente a la puerta principal había una escalera que conducía a las estancias superiores del edificio, ahora solo se podía imaginar aquella escalera porque en su lugar, solo había un gran hueco en el suelo que subía casi hasta el tejado. Imposible subir. Nos quedamos ahí, sin quitarle ojo a la habitación de la derecha que carecía de suelo, y la de la izquierda con otra pequeña estancia al fondo. Curioseamos en esta última habitación a la que podemos acceder. Desde el umbral, podemos ver los pisos superiores prácticamente desprovistos de paredes. Ciertamente desolador.




       Nos asentamos entre aquella habitación y el recibidor y procedemos a investigar. Colocamos detectores de movimiento, una video cámara fija sobre un trípode, y vamos dejando a mano nuestros enseres de grabación. Apenas captamos casi nada, pero no estamos solos. Casi no grabamos nada del todo concluyente, pero la actividad era cada vez más evidente.


zona exterior de la masia


Escuchamos atentamente los ruidos que se producen a nuestro alrededor, pero no parece que una persona física rondara las inmediaciones. Mantenemos la calma y seguimos con los experimentos de grabación. Nuestra primera reacción es buscar una explicación lógica, aunque ninguno de los cuatro llegamos a una conclusión que nos convenciera.


 Continuamos experimentando sin demasiado éxito. Quizás alguna voz lejana, pero nada claro. De nuevo una presencia. Nuestra compañera afirma haber visto la sombra de una persona en una de las estancias superiores. Lógicamente en este tipo de visitas experimentales, cuando el resto lo queremos comprobar con nuestras miradas, ya no están. La sensación de que no estamos solos no cesa.



Decidimos probar con la “spirit box”. De este modo podremos saber a tiempo real y bien claro si alguien está con nosotros.
Nos presentamos uno por uno. Preguntamos. Nada. Pero en un momento dado preguntamos: “¿Quieres hablar con nosotros?, y al instante oímos un rotundo y clarísimo “NO”. Una interesante y grave voz masculina nos informa de que no va interactuar. Seguimos intentando contactar vocalmente sin éxito. Creemos que no vamos a conseguir nada más, así que nos volvemos a la capilla con la esperanza de tener más suerte. 



Colocamos sensores de movimiento, y para nuestra sorpresa, casi al instante de alejarnos de ellos, salta el sensor de la puerta al exterior de la capilla. Apenas hay corriente, por lo que no ha sido culpa del aire. De nuevo no hay nadie en el exterior y no hay explicación de porqué ha saltado así que damos el hecho por bueno. Posiblemente alguien o algo no físico ha entrado.



Entonces, desde el altar veo la silueta de una muchacha en el pequeño habitáculo del confesionario derecho. Mis compañeros se acercan y el frío es aún más intenso por poco tiempo. Al acercarse de nuevo al altar, una piedra del suelo se mueve tras ellos como si una cuarta persona caminara en último lugar.


Hay actividad. Probamos de nuevo con la “sipirit box”. Una voz femenina, posiblemente la muchacha que aún vislumbro nos dice varias veces su nombre. No acabamos de contactar claramente, ni obtenemos ninguna información clara, así que decidimos dar por terminado el experimento en la interesante Masía can Busquets. Quizás en otra visita tengamos más suerte.

(El efecto de la foto es vaho)


lunes, 9 de febrero de 2015

Nace un equipo completo de investigaciones y experimentaciones parapsicologicas

Con el nombre de "Luzbelexpelled" surge un grupo de investigacion de caracter parapsicologico cuya voluntad es el contacto y la experimentacion para encontrar respuestas que van mas alla de nuestros limites fisicos.

Experimentar, ayudar y difundir, son nuestras guias