viernes, 29 de enero de 2016

La Casa Lila 2ª visita


La Casa Lila
2ª Visita



      Hoy volvemos a la emblemática “Casa Lila”. Recordemos que es un lugar con una escalofriante leyenda, pues se cuenta que la familia que ahí residía fue asesinada por el cabeza de familia de la misma, y luego éste se suicidó.

      En esta ocasión, nos acompaña un joven amigo, ansioso de experimentar las sensaciones que esta casa estamos seguros nos va a ofrecer.

      Llegamos a media tarde aun con luz diurna. Primero inspeccionamos el lugar. Los alrededores ofrecen unas hermosas vistas, y aparentemente parece una tranquila casa abandonada, algo derruida y con evidentes señales de que es uno de los lugares más visitados no sólo por investigadores como nosotros, sino también por artistas callejeros y otras denominaciones que han dejado allí su huella.

      Aprovechando que aún gozamos de luz natural, nos adentramos en la casa y visitamos todas las estancias tanto superiores, como inferiores. En cada visita encontramos un deterioro mayor de la instalación, en cualquier momento podría venirse abajo. Tan sólo dos de nosotros nos atrevemos a visitar las plantas superiores. Con mucho cuidado y de uno en uno, cruzamos los tablones y las maltrechas escaleras. En la segunda planta apenas hay suelo, solo quedan unas vigas muy poco fiables así que vamos directamente a la tercera planta. El ambiente se enrarece un poco, aunque la belleza de la cúpula central parece llamarte a observarla. Capto varias orbes desde mi posición con la cámara, buena señal de que tendremos lo que venimos buscando: un poco de acción.

      Bajamos a la primera planta de nuevo, para visitar el baño en el que presuntamente el cabeza de familia degolló a su hija. Es una pequeña habitación, con una bañera empotrada. En esta ocasión, nuestro ilustre invitado ha traído una linterna ultravioleta, con la que inspecciona la bañera. Encuentra varias gotas de fluidos corporales, probablemente sangre, pero no corresponde con un degollamiento ahí mismo. Nos quedará la duda, aunque también la tranquilidad de pensar que pudo no ser el emplazamiento de tal acto de brutalidad.

      Nos adentramos en la bodega, en el sótano de la casa. Está tal y como siempre: viejo, abandonado pero como cabría esperar, activo…

Pasos.mp3

      Decidimos volver al baño, ya entrando en la oscuridad de la noche, para empezar a experimentar. Nos acomodamos en el pequeño habitáculo y preparamos nuestras grabadoras y demás arsenal de experimentación.

      Vamos a ver que nos podemos llevar hoy como experiencia, empezando por poner las grabadoras en marcha. Recitamos en voz alta las preguntas habituales que solemos utilizar:
-       ¿Hay alguien aquí con nosotros?
-       ¿Cómo te llamas?
-       ¿Puedes dar un golpe?
-       En caso de responder físicamente a esto ultimo: ¿Puedes repetirlo?
Etc… Etc…

      Fantástico!, esta casa nunca nos decepciona, y lo más gratificante de visitarla, es encontrar lo que buscamos: respuestas. Al revisar las grabaciones, nos encontramos con que de nuevo han interactuado con nosotros. Hemos captado:
-       “Que te calles”
-       “Cállate”
-       “Javier”
Ésta última respuesta no es del todo clara, pero creemos entender que pronuncia ese nombre: “Javier”. Es bastante impresionante captar una psicofonía en la que se escucha el nombre de uno de los presentes, aunque no es la primera vez que ocurre.

Que te calles ya.mp3

      Nos disponemos a continuar con nuestro propósito, cuando oímos voces de niños, hablando, posiblemente jugando, cruzando los caminos cercanos a las inmediaciones de la casa. Oh, valla, al escuchar la grabación, curiosamente no se ha captado las voces de los niños. Al ser ruidos tan claros y cercanos, la grabadora tiene que haberlo registrado y de este modo descartarlo como psicofonía. Pero no. No hay nada grabado, y eso es muy extraño.
Siempre tenemos al menos una grabadora en marcha para estos casos, ya que a veces mientras hablamos hay voces que interfieren en las conversaciones. No volvemos a oír estas voces de niños en directo ni en las grabadoras, pero si otros sonidos.

      Nos quedamos un momento en silencio ya que estamos escuchando en directo algo muy curioso. Nos hacemos señales entre nosotros para comprobar que todos oímos lo mismo y estamos de acuerdo de que ese sonido viene del mismo sitio. Correcto. Escuchamos el sonido característico de movimiento de vajilla en la planta superior. Vaticinamos que alguien estuviera fregando la vajilla, o varias personas estuvieran cenando concuerda mejor.  Son alrededor de las 10:00 de la noche, y preguntamos:
-       “¿Podéis repetir, por favor?, ¿Estáis cenando?
Además de repetir el mismo sonido como respuesta a nuestra petición, al revisar la grabación, encontramos algo bastante sorprendente, ya que la respuesta claramente emitida por ninguno de nosotros va dirigida a nuestras preguntas:



      Mientras tanto, uno de nuestros detectores de luz que ya había saltado, volvió a iluminarse. Todos estábamos sentados, nosotros no pudimos ser quien lo hizo saltar. Para más seguridad, cambiamos el detector por otro similar en el mismo lugar. Varios minutos después este segundo detector se ilumina, lo cual indica que es otra evidencia de que no estamos solos.

      Comentamos algo curioso. Desde que estamos en el baño, de cuando en cuando percibimos olores. Todos estamos de acuerdo en que pasa un olor como a cañería vieja o agua estancada, después a orina, más tarde la cañería y luego vuelve el de la orina, y también en una ocasión a lo que nos pareció putrefacción. No le damos del todo mucha importancia porque es una construcción muy antigua, pero los olores eran distintos e iban y venían, no eran constantes. Al suceder mientras otros fenómenos estaban en marcha, nos resulta inquietante.

Ruido platos.mp3
 
      Probamos con la “spirit box”. No tenemos mucha suerte con este sistema de contacto, ya que solo obtenemos una presunta respuesta, que curiosamente, ya obtuvimos la última vez.
-       Preguntamos: “Esta es la casa…?”
-       Respuesta: “Lila”
Mientras estamos experimentando, continuamos escuchando en directo voces, susurros, alejadas conversaciones, lamentos, pero también algo muy curioso: canturreos.

      Decidimos cambiar de estancia, y bajamos al sótano. La sensación en ese lugar de la casa es más fuerte que en otras habitaciones. Sensación no sabemos explicar muy bien de qué. La actividad paranormal es muy evidente en la casa Lila, pero el sótano, podríamos denominarlo como la zona estrella en este contexto.
Las voces siguen manifestándose, voces, susurros, pasos que nuestras grabadoras también registran incluso, música!. Fantástico, se escucha música en las grabaciones, esto es bastante inusual, incluso desconcertante. En un lugar con una leyenda tan terrible en el que podemos claramente oír lamentos, gritos lejanos, voces inquietantes, hemos captado música. Inequívocamente, el elemento provocador de sentimientos por excelencia. Bravo!, no dejamos de sorprendernos con este emblemático y tan visitado lugar.



 Bueno.mp3

      Probamos con la tabla de ouija, pero rápidamente en cuestión de minutos cerramos sesión ya que no estamos cómodos con lo que encontramos. A las preguntas que realizamos nos contesta rápidamente:
-       Que sí que nos conoce.
-       Se llama “F”.
-       Que tiene una estatua de sí mismo en algún lugar.
-       Cuando queremos desconectar y cerrar sesión remolonea y no quiere dejarnos.
Tenemos la intuición de que estamos contactando constantemente con un ente llamado “Pazuzu”, que es tan sólo uno de los varios nombres por el que se le conoce. No nos gusta por donde va el movimiento del cursor de la ouija, mejor lo dejamos.

      Preferimos experimentar algo que si suele funcionar y muy bien: quedarnos totalmente a oscuras. Apagamos linternas y velas y vamos comentando si sentimos u oímos algo.
Librándonos de toda sugestión ya superada, una compañera asegura haber sido “acariciada” suavemente en una pierna, de rodilla hasta el tobillo. Al mismo tiempo un compañero nota en las piernas un frio repentino, que yo sentada a su lado, al instante también sentí. Llegamos a la conclusión de que al estar a oscuras, si hay algo o alguien que tuviera la posibilidad de moverse y acercarse a nosotros, de este modo se está atreviendo. Hacemos alguna foto al vacío de la oscuridad y efectivamente, captamos orbes.
Cambiamos la estrategia y dejamos que un compañero, por voluntad propia se quede en esa estancia solo, mientras los demás nos comunicamos con él desde la estancia contigua. Igualmente sin ninguna luz más, que la que proporciona la tenue luna fuera de la casa, otra compañera asegura haber sido “tocada” en la espalda. Este acto tan sencillo de quedarse a oscuras, nos da a entender que podemos ser el blanco de fenómenos físicos en nuestro propio cuerpo.

      De nuevo una experimentación satisfactoria la de esta noche. Pero antes de irnos, nos quedamos un rato en la estancia central del piso a nivel cero de la casa, bajo la cúpula.

 Eli.mp3

      Nos quedamos de nuevo a oscuras. Sentimos que no estamos solos. Una compañera empieza a sentirse mal. Le duele estómago y augura que si estamos acompañados, ese algo o alguien tiene una energía muy negativa. Esta muy enfadado. Es la misma sensación que tuve yo al principio de la noche en el tercer piso. Entonces ocurrió algo que aún hoy nos mantiene a todos perplejos.
-       Preguntamos: “¿Hay alguien aquí con nosotros?, ¿Puedes hacer acto de presencia, o una señal de que estas aquí con nosotros?, ¿Puedes lanzar una piedra, que no nos alcance a ninguno?
No hubo respuesta en ese mismo instante, seria pedir demasiado, pero escasos minutos después, calló una piedra desde el piso superior. No nos alcanzó a ninguno, pero estuvo muy, muy cerca de nuestro invitado. Este nos pidió varias veces que confesáramos si habíamos sido alguno de nosotros, pero no hacemos ese tipo de bromas. No, claro que no habíamos sido ninguno de los presentes, alguien había respondido físicamente a la petición de nuestro compañero. Increíble. Este auténtico paraíso de fenómenos paranormales, este lugar conocido como “La Casa Lila”, no sólo responde dejando notables psicofonías, o nos permite escuchar actos cotidianos como manejar vajilla, caminar, o algo tan fantástico como dejarnos escuchar música sino que también responde a “lanzar piedras”. Resulta bastante insólita esta respuesta.

      Hemos terminado por hoy. Estamos muy satisfechos con los resultados. Aun no logramos que alguien o algo se aventure a desvelarnos qué fue lo que ocurrió realmente allí, pero tenemos la esperanza de que algún día será el propicio para dejarnos conocer esta historia. Mientras tanto, alimentaremos la ilusión de “volver a por más”.